Consecuencias ecológicas de la regulación de caudales

Estos días he terminado de releer un artículo publicado en el año 2002. Se trata de una revisión realizada por Stuart E Bunn y Angela H Arthington sobre el impacto ecológico de la regulación de caudales en la estructura y funcionamiento de los ecosistemas fluviales. Es un brillante trabajo, en el cual los autores revisan varios aspectos del funcionamiento de los ríos que se ven modificados de forma drástica por la construcción de embalses. Para ello analizan cuatro principios básicos modificados por los embalses. En primer lugar, los caudales en los ríos son fundamentales para determinar la estructura física del hábitat de las especies (esto es en qué lugares viven las especies acuáticas). Por ejemplo, los alevines de salmón pueden quedar atrapados en el substrato cuando se producen drásticas reducciones de caudal, lo que supone un grave daño a la población. Algunas especies de invertebrados se ven muy diezmadas aguas abajo de centrales hidroélectricas, ya que éstas presentan grandes oscilaciones diarias de caudal en función de las cambiantes demandas de electricidad. Un segundo principio consiste en que las especies han coevolucionado con regímenes naturales de caudales, lo cual supone que la modificación drástica y rápida de estos caudales hace que la mayoría de las especies no toleren estas nuevas condiciones ambientales. Esto es especialmente grave para algunos invertebrados cuyos desarrollos larvarios son de larga duración (como pueden ser algunos plecópteros), lo que hace que a lo largo de su ciclo de vida se puedan ver afectados con mayor probabilidad por estos cambios artificiales de caudal. Un tercer principio que sostienen estos autores es que el mantenimiento de la conectividad longitudinal y lateral del ecosistema fluvial aseguran la viabilidad de muchas especies fluviales y riparias. Por ejemplo, las grandes crecidas producen en condiciones naturales la formación de humedales en la llanura de inundación (conectividad lateral), asegurando un hábitat de cría para algunas especies de peces. La regulación de caudales y las defensas laterales o motas suelen terminar con esto. Algunas especies de peces como los barbos o los salmones requieren de un movimiento aguas arriba durante la época de freza, esto suele ser impedido o dificultado por los embalses (desconexión longitudinal).  Finalmente, los autores sostienen que el éxito de las especies exóticas se ve favorecido por la regulación de caudales. Por ejemplo, las plantas del género Typha spp. (espadañas) son exóticas en Australia, y en las últimas décadas han proliferado gracias a la reducción de caudales y al aumento de la estabilidad de los cursos fluviales por la regulación. Muy común es el caso de carpas y gambusias en nuestros ríos, a estas especies la regulación de caudales les favorece ya que la ausencia de grandes crecidas les permite medrar en estos ecosistemas.
En definitiva un artículo fundamental para entender el daño tan profundo y drástico que causan los embalses en los ecosistemas fluviales.

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